LA RELIGIÓN Y SUS PATOLOGÍAS.

LA RELIGIÓN Y SUS PATOLOGÍAS.
            La religión es en esencia la relación del hombre con el misterio o con el ámbito del misterio, que es lo sagrado. De este modo, fenomenológicamente, en la religión existen tres factores o elementos que deben ser considerados, lo cual ya quedó establecido en los primeras temas.
1.      Lo sagrado, y dentro de ello el misterio o lo divino. Se le llama “polo teológico de la religión” porque es la dimensión o parte suprahumana y supramundana; en las religiones monoteístas, como es el caso del Cristianismo, es la dimensión específicamente divina de la religión.
2.      La actitud religiosa del hombre creyente, su actitud de relación con ese misterio o con Dios, y sus diversas expresiones litúrgicas, actos de piedad, oraciones, sacrificios, comportamientos éticos, obras artísticas, producción teológica.
3.      Las formas históricas concretas que ha ido adquiriendo la relación entre ambos polos de la religión en los diversos lugares y épocas históricas. Son las religiones concretas que han ido surgiendo en la historia de la humanidad: religiones tradicionales, Hinduismo, Budismo, Judaísmo, Cristianismo, Islam, etc.
Tomando en cuenta el análisis de estos tres factores y examinando la vida religiosa esta sería la puerta de entrada para que en la mente de algunos se formen actitudes radicalizadas, desviadas, inauténtica, o incluso directamente patológicas en sectores determinados de las diferentes tradiciones religiosas de la comunidad. Estas actitudes pueden sedimentarse y cristalizar en grupos de religiosidad alternativa problemática que proliferan hoy por todo el mundo.
LA IDEOLOGIZACIÓN DE LA RELIGIÓN
A continuación presentaremos una intervención del Papa Emérito Benedicto XVI, en aquel entonces Card. Ratzinger prefecto de la Congregación de la Doctrina de la fe invitado en la Pontificia universidad de la Santa Cruz en Roma en el 2003 para hablar sobre el tema.
El decano del Colegio de Cardenales comentó, junto a políticos italianos, intelectuales y teólogos, la  «Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política» que publicó la Congregación vaticana de que es prefecto el 16 de enero de 2003.
«La justa profanidad de la política excluye la teocracia», explicó el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y añadió que en la «nota» vaticana  se insiste en «la necesidad que tiene la política de alejar un concepto teocrático de la política por una parte, y por la otra excluir un positivismo que mutile la razón». «La mutilación de la razón destruye la política», constató el cardenal bávaro, defendiendo que la política forma parte de la esfera de la razón común, que permite «conocer los grandes valores que determinan nuestras acciones».
La fe puede sanar una razón enferma, reconoció al mismo tiempo Ratzinger, pues «hay un cierto vínculo entre fe y razón: la fe puede iluminarla, sanarla cuando está enferma y ayudarla a ser ella misma». Si sólo dominan los criterios materialistas, la razón se quedaría ciega ante los valores morales que se quedarían únicamente en la esfera del sujeto, subrayó el cardenal, indicando que «una mutilación así destruye la política y la convierte en mero instrumento condicionado por el más fuerte», en donde queda excluida la moral.
«Al mismo tiempo, los políticos creyentes pueden iluminar la discusión política con su comportamiento, testimoniando la fe como presencia real, contribuyendo de este modo con la razón en el gobierno de todo acto político», afirmó. «Los imperativos morales que tiene el político católico son valores a defender siempre, incluso cuando la mayoría sea contraria a ellos», advirtió.
FANATISMO RELIGIOSO
La pasión desmesurada y obsesiva hacia una religión era muy típica durante la Edad Media. Hoy, en pleno siglo XXI, ha pasado a ser una conducta que se ve cada vez menos, aún así, siguen existiendo grupos fuertemente fanáticos y que son capaces de darlo todo (incluida su propia vida) por el dios o dioses a los que veneran. Aquellos con un denotado fanatismo hacia la religión creen tener la verdad absoluta, no se cuestionan la existencia de ningún otro Dios más que el suyo, no son capaces de razonar de forma civilizada ni lógica cuando alguien pone en duda algunos valores de su religión. Odian a todos aquellos que no siguen sus doctrinas, y suelen canalizar ese odio en forma de rabia, insultos o hasta agresiones físicas.
Otra característica clara es la fuerza de imposición: los fanáticos religiosos tratan con frecuencia de imponer sus creencias a los demás, su logro más grande sería una sociedad en la que todos pensaran como él. Estos sujetos suelen responder a perfiles intolerantes y normalmente arraigados, clasicistas.  También es corriente que formen parte de sociedades o sectas donde se sienten a gusto con otras personas que comparten y apoyan sus ideas.

PROBLEMAS DEL FANATISMO RELIGIOSO
Aquel que profesa un amor desmesurado hacia una religión a menudo deja de lado otras cosas muy importantes, como los estudios o el trabajo. Es el caso, por ejemplo, de muchos jóvenes islamistas que desde adolescentes son "atrapados" dentro de sectas y dejan de lado la escuela, amigos y hasta familiares, para dedicarse en cuerpo y alma a sus ideas religiosas, que muchas veces vienen acompañadas también de ideas políticas.
Una persona fanática generalmente no tiene capacidad de razonar ni pensar, dado que siempre reacciona de forma impulsiva e intolerante, no desarrolla su mente en busca de nuevos desafíos y no aumenta su cultura: no acepta otras ideas religiosas, sociales y/o políticas diferentes a las que profesa su dios.
Evitar el fanatismo religioso
Puedes seguir una religión, no hay nada de malo en ello, incluso practicar sus ideales. Lo que sí deberías evitar es caer en el fanatismo, y para ello puedes empezar preguntando a otra gente si te ven como un fanático. O simplemente, vuelve a leer el primer punto de este artículo para ver si, siendo sincero contigo mismo, has notado algunas de esas características cuando te han hablado acerca de tu religión (ira, violencia verbal o física, tratar de "convencer" a los demás tus ideas, etc.).
Acude a tu iglesia, practica tu religión, pero no te limites a ella: existen otras actividades que hacer a lo largo del día. Tampoco te recomendamos que frecuentes sectas o personas fanáticas que te puedan introducir en una de ellas, en definitiva, sé tú mismo, elige libremente la religión que más se adapte a tu pensamiento, pero mantente dispuesto a escuchar y debatir otras ideas, y sobre todo, sin tratar de imponer tus creencias bajo ninguna circunstancia.

SINCRETISMO RELIGIOSO

El sincretismo es la unión de dos o más rasgos culturales de origen diferente. En América y en África, donde han existido procesos de dominio occidental sobre las religiones locales, hay ejemplos de sincretismo religioso, como el vudú haitiano, la macumba y el candomblé brasileños, y el kimbangüismo africano. La iglesia de Santo Tomás de Chichicastenango (Guatemala) es una de las pocas iglesias católicas del mundo en cuyo interior y exterior están permitidos los ritos de otra religión: la maya. A mediados de 1800, el padre Ximénez encontró aquí el manuscrito del Popol Vuh (la biblia maya) y lo leyó dentro de la iglesia. Desde entonces, los indígenas practican el sincretismo entre el culto católico y el maya, realizado por varios oficiantes, que utilizan velas de colores, incienso, humo, aguardiente y pétalos de flores.

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